Hace poco me encontré con lo que ven ustedes en la siguiente fotografía, que tomé en un parque de la
CDMX. Como se observa, en la imagen se representa justo y nada más, lo que parecen ser todos los adolescentes, personas que llegan a los 13-17 años de edad sin la capacidad de diferenciar la letra
b de la
v, incluyendo acentos y otras cosas que ustedes conocen bien.
Aristóteles, un pensador ilustre de la Grecia clásica, llegó a hablar de las personas comunes como
animales que hablan, y vaya que los adolescentes parecen eso, y sobre todo los que forman
pandillas de barrio, polillas ambulantes que andan por aquí y por allá, pintarrajeando muros y embriagándose cada fin de semana, obligando a medio mundo a preguntarnos cómo en esas condiciones pudieron lograr hacerse del habla para comunicarse.
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Desde Aristóteles a la fecha, al parecer, el grueso de la gente parecemos ser la misma, como sacados todos del mismo molde: seres humanos dispuestos a pasarnos la vida satisfaciendo nuestro cuerpo en detrimento de lo que en principio nos debería hacer hombres: el pensamiento. Precisamente por esto, Schopenhauer (otro pensador pero esta vez alemán), dijo una vez que los hombres son más o menos los mismos pobres diablos en todos lados.
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Y según parece, para no variar, el destino se encargó de amontonarnos todos en
México, ya que doquiera que volvamos la vista, encontramos nuestras propias huellas, las de personas que evidencian carencia de la mínima instrucción académica, el mínimo de honor y el mínimo de vergüenza. Pero eso sí, el máximo de toda clase de vicios y gustos bajos como el
futbol y otros peores que ahora no puedo nombrar.
Hola Yo podría justificarlos en cierta forma, d que su ignorancia puede radicar de estos gobiernos corruptos que los alimenta de los posibles medios que tienen a su alcance como la televisión,estaciones d radio que les hacen bromas tontas a los demás y en la misma calle que lo q fomentan es ir al billar d la esquina,a algún bar o antro con promoción etc.muchas cosas se van heredando de la misma familia.
ResponderBorrarSoy reacio a admitirlo pero tienes razón: el contexto en que cada uno vive tiene un poder gigantesco en la educación y formación de cada persona. Es difícil (aunque no imposible) que salga un buen hombre y educado (familiar y académicamente hablando) de una familia pobre y maleducada inmersa en un barrio bajo lleno de influencias vulgares y viciosas. Y sin duda tienes razón en que el gobierno tiene su parte en todo esto, pues al no garantizar una buena educación (y muchas otras cosas), simple y llanamente no garantiza el futuro de nadie. Pero finalmente no podemos echar toda la culpa al gobierno. El gobierno es una parte, la otra somos nosotros mismos. Y aunque nos cueste mucho, nosotros debemos hacer todo lo posible por educarnos y abandonar en la medida de lo posible la vulgaridad que arrastramos doquiera que vamos y heredados a nuestros hijos.
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