domingo, 21 de mayo de 2017

Dios y las ratas

Voltaire, ustedes lo conocen bien, en cierta ocasión hizo una magnífica y demoledora comparación entre Dios y el capitán de un barco:
Dios se preocupa de los seres humanos tanto como el capitán de un barco se preocupa de las ratas que hay en sus bodegas.
¿Alguna vez hemos pensado en que tal vez le somos indiferentes a Dios como nosotros mismos lo somos frente a otras formas de vida que tenemos delante nuestra cara y que nos son tan prescindibles que apenas nos damos cuenta que están ahí?

Crestomatía: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqJzeJBVFHGtwdQWBdboEDtncjuo3ZyqXLQUUFu2m38NFYZPch1WmoM45HC-yi-hwiseE-3uXBuJRuW28hZ8B_P5p03jH8cuDc_7VcULnRD6kkhhF66n6cIWuhnYRMnHu1su9SXcNzTRM/s1600/ratas-abandonan-barco-e1360927735646.jpg

Nosotros sabemos perfectamente que existen hormigas, polillas, chinches y un montón de formas de vida inferiores en nuestros jardines e incluso en nuestra propia cocina y recámara, justo frente a nuestra cara. Pero nuestros días pasan, uno tras otro, y tales formas de vida nunca nos quitan el sueño, como si esos seres vivientes no existieran, como si fueran residuos, sobrantes dignos de indiferencia.

Quizá, es posible que a un ser que está más allá de nuestra propia comprensión como Dios (si existe, por supuesto) le pase lo mismo que nos pasa a nosotros con las ratas y moscas de nuestro jardín: sabemos que están ahí, pero no nos importa su vida, sus problemas ni su felicidad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario