domingo, 16 de octubre de 2016

Los fantasmas son tan posibles como los seres humanos

Cuando interactuamos con otro ser humano observamos en él toda clase de muestras que nos sugieren la idea de que él es semejante a nosotros, es decir, que es racional, un ser pensante. En pocas palabras, tales muestras (por ejemplo el habla) nos sugieren que el cuerpo humano que tenemos enfrente no está hueco ni muerto, sino que en él habita un espíritu (alma, yo, conciencia, etc) que rige sus movimientos y se expresa con dichas muestras que a nosotros nos sugieren su existencia.

Evidentemente jamás podemos asegurar que existen otros seres pensantes semejantes a nosotros mismos con el solo hecho de ver cuerpos humanos moverse en la calle. Con esto no quiero decir que no existan otros seres humanos; lo que quiero decir es que no podemos demostrar auténticamente su existencia. Ver a alguien hablar elocuentemente y moverse de tal forma que nos sugiera su ser racional, no asegura la existencia de un ser racional pensante, ya que lo único que percibimos son sensaciones variopintas (visibles, audibles, táctiles, etc), no al ser pensante en sí mismo. Digámoslo de otra forma. El ser pensante nunca es percibido. Lo único que percibimos son sensaciones visibles, audibles, que, en el mejor de los casos, sugieren ser efectos de un ser racional semejantes a nosotros mismos. Ahora, una sugerencia es sólo eso, una sugerencia, una posibilidad, no una demostración de nada.

Crestomatía. Imagen obtenida de http://el-cine-en-rosa.blogs.diezminutos.es/2015/09/16/lo-que-no-sabias-de-ghost

Tanto es así, que tales muestras de racionalidad, tales sugerencias, perfectamente pueden encontrar su causa en cualquier otra cosa excepto en un supuesto ser humano pensante. Por ejemplo, justo ahora, tú (la persona que está leyendo esto) puede estar durmiendo ahora mismo y soñando que está despierto y hablando con una persona racional (1).

Ahora bien, si ni siquiera podemos asegurar la existencia de otros seres humanos pensantes iguales a nosotros mismos, ¿cómo, por vida de Dios, nos atrevemos a asegurar la existencia de cosas extrañas pensantes tales como fantasmas y sucesos paranormales originados por espíritus ambulantes?

Pensemos un poco, en nuestra experiencia, ¿qué presupuestos son necesarios para que algo o alguien vea, oiga, sienta, huela y saboree? La respuesta es que ese algo o alguien sea un ser percipiente con facultades para percibir, sentir; y desde luego que posea un cuerpo mediante el cual pueda sentir, percibir.

Si bien es cierto que lo que siente (oye, huele, etc) no es el cuerpo sino la mente, ésta no siente sino a través del cuerpo. Como quiera que son las manos, los oídos, la nariz, la boca y los ojos los medios a través de los cuales la mente obtiene sus objetos de conocimiento sensible. De esta forma, ¿cómo se supone que podemos afirmar que un fantasma nos estaba mirando feo, si evidentemente no tiene ojos? Cualquier respuesta necia que se dé al respecto, caerá en nuevas presuposiciones que, para no variar, no pueden comprobarse.

Crestomatía. Imagen encontrada en http://desmotivaciones.es/carteles/terrorificos.

Ahora, hablando de la gente seria que está convencida de haber experimentado situaciones paranormales, jamás podemos decir que sea falso lo que experimenta. Lo que sí podemos decir es que, muy probablemente, lo que experimenta no tiene como causa lo que dicha gente piensa que es su causa.

Es decir, y con esto concluyo, uno puede encontrar sin mucho esfuerzo varias razones que expliquen perfectamente cada una de las experiencias paranormales que la gente dice haber experimentado. La actividad paranormal sufrida se reduce, así, a un montón de hechos reales (no espectrales) no comprendidos suficientemente.


(1) Demostrar que se está en estado de vigilia y no durmiendo, es un problema clásico y no tiene respuesta. Arthur Schopenhauer llegó a decir que el único momento en que uno sabe que está en vigilia es en el justo momento de despertar.

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