domingo, 7 de enero de 2018

Dios no se dignó a crear el mundo

En un post anterior hablamos sobre cómo las obras de Dios resultaban más bien decepcionantes si las contrastábamos con el poder y fuerza que usualmente atribuimos al Señor; descubriendo la mano de un Dios algo torpe más bien que de uno sabio y tremendamente capaz.

Sin embargo, si hacemos caso a los platónicos y gimnosofistas, quizá no sea necesario concluir en un Creador mediocre por el simple hecho de que en este mundo se muestren obras inconclusas y defectuosas.

Los gimnosofistas (pensadores hindúes) entendían que Dios mismo no se había dignado en crear al mundo y al hombre, sino que dió esta tarea a sus oficiales subalternos, por llamarlos de alguna manera; de modo que estos últimos cometieron en su obra un montón de torpezas que devinieron en lo que conocemos: un mundo lleno de contrarios, bellezas por un lado pero aberraciones por otro, asesinatos terribles y nacimientos gloriosos, muestras claras de los más nobles sentimientos pero muchas más muestras de depravación e inmoralidad.

Crestomatía: https://www.cbsnews.com
La cosa aquí es que si adoptamos esta otra historia, que sin duda suena bastante plausible, dejaríamos de creer en la verdad de las Sagradas Escrituras, que nos informan la idea de que Dios en persona se encargó de la creación del mundo. Cualquiera que sea el caso, si es que uno de ellos lo es, tenemos ya al menos dos sabores para escoger..., ¿Quién da más?

Ahora, finalmente, me parece que la mejor postura que podríamos tomar es aquella que se aleje del dogmatismo y la tradición, pues las ideas que no admiten variantes y posibilidades, no conducen a la verdad sino al conservadurismo, que por mantenerse fijo en su intolerancia hacia otras posturas, se estanca y pudre como las aguas quietas de las que nacen insectos peligrosos.

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